Primero talaron los árboles de la plaza, después la cerraron para uso exclusivo del turismo olvidándose de la calidad de vida de quienes allí viven, después plantean una remodelación contra los criterios de l@s vecin@s. Tras la lucha vecinal se intenta recomponer el rompecabezas, pero las piezas del puzzle no acaban de encajar, y una obra sencilla para recuperar la plaza se convierte en una pesadilla interminable.
El despropósito de las obras de la plaza en la catedral Vieja, es un buen ejemplo de las prioridades de algunas personas que dicen representarnos. Aquello tan viejo del despotismo ilustrado "todo para el pueblo pero sin el pueblo".
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